Cómo actuales y antiguos representantes electos de la izquierda–miembros de los parlamentos europeo y nacional, consejeros regionales y locales–nos dirigimos a nuestros colegas de la izquierda en Europa y en el mundo. Les pedimos que se movilicen junto a nosotros en apoyo de la resistencia militar y civil del pueblo ucraniano. En este sentido, nuestros cargos electos nos brindan una oportunidad y una responsabilidad especiales. Apoyar a Ucrania también significa contrarrestar la nefasta propaganda de la extrema derecha, que es la base del apoyo internacional a Putin.

Hemos llegado al segundo aniversario de la invasión rusa de UcraniaEsto significa que Ucrania entra en su tercer año de guerra. Muchos de nosotros esperábamos que la guerra fuera más corta y que Ucrania saliera rápidamente victoriosa. Ahora está claro que era una visión demasiado optimista. Rusia se ha atrincherado y ha construido fuertes defensas. Lo que era una guerra de movimientos en 2022 se ha convertido en gran medida en una guerra de posiciones en 2023.

La guerra no sólo afecta a los soldados que defienden Ucrania. También afecta a la población civil, víctima de los bombardeos rusos y de los ataques a las infraestructuras, sobre todo, por segundo invierno consecutivo, para destruir los sistemas de calefacción.

La situación en las zonas ocupadas por Rusia es mucho peor. Los ucranianos que se niegan a aceptar pasaportes rusos son discriminados de diversas maneras, por ejemplo en la denegación de acceso a la sanidad. Los considerados más incorregibles son detenidos y enviados a Rusia. Sin contar los prisioneros de guerra, se calcula que hay unos 4.000 ucranianos prisioneros en Rusia, recluidos en muy malas condiciones. También hay ejemplos de deportación de ucranianos a Rusia y su sustitución por colonos rusos, un proceso que se inició en Crimea después de 2014. Lo más grave de todo es la deportación de niños ucranianos a Rusia, donde son “adoptados” y “rusificados”.

Ucrania ha recibido mucha ayuda, humanitaria y financiera. Parte de esta ayuda procede de gobiernos y ONG. Otra parte procede de los sindicatos, especialmente en Europa. Muchos sindicatos han adoptado posturas claras de apoyo a Ucrania y han establecido fuertes contactos con los sindicatos ucranianos. Ucrania también ha recibido ayuda militar de países de la OTAN y de otros lugares. Esta ayuda es necesaria, y lo seguirá siendo.

Dos años después de la invasión, la postura de Rusia no se ha movido ni un ápice. Exige la totalidad de los territorios que se ha "anexionado", incluidas las partes que no ha logrado ocupar. No hay garantías de que no exija también Kharkiv y Odessa. Y sigue exigiendo un cambio de gobierno en Kiev. No hay lugar para el debate sobre la base de estas exigencias. El único camino hacia una paz duradera es la retirada incondicional de las tropas rusas. Y Ucrania debe poder recibir las armas necesarias para imponer esa retirada.

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